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En los primeros días de febrero de 1937 se juntaron en la ciudad de Málaga cerca de 90.000 refugiados que habían huido de sus hogares conforme estos habían ido siendo ocupados por el Ejército sublevado por temor a las represalias y a la ejecución de las amenazas de Queipo de Llano difundidas por la radio. Muchos procedían del Campo de Gibraltar, de la Sierra de Cádiz, de la Serranía de Ronda o del Sur de Sevilla, pero también los había que provenían del sur de Granada y, como es el caso de las dos familias protagonistas de este libro, de otros municipios malagueños pertenecientes a las comarcas más occidentales, primero, y a las situadas más al Norte, después. A partir de estos hechos y de la escucha de numerosos voces que aún lo recordaban, María Jesús Orbegozo escribe una novela en la que recupera los sentimientos de las víctimas. "Las familias de Cirila y de Lola podrían ser cualquiera de las miles de familias que participaron en "La Huida" y que fueron masacradas durante la misma (y después) por el Ejército sublevado y sus aliados. María Jesús Orbegozo no quiso contar la historia de "la